martes, 18 de junio de 2013

LA COLÉRICA Y OTROS PINGOS I (de: Londres y Cercanías)

 






de: Londres y Cercanías

(la primera parte del 43)


43
LA COLÉRICA Y OTROS PINGOS



o Las Armas de un Quintríptico

I


Dijo, lo que desvives a contra luz de la historia                          La Flaca
permanece / nuestro merecido obligado descanso:
En Gipsy Hill cerca de Stretham
Tu + dulce expiación elegida.
Un escalofrío nos recorre: como bellamente misterioso:
La retribución de los sueños / el futuro desterrado:
Productos del cierto y previsto espanto
o fracaso, como tomate pasado porque olvidaste
la violencia camino de Crystal Palace donde los dinosaurios divertidos
la dulce partera, roja, emocionada: eso recóndito
entre sus muslos haciendo propaganda sin quererlo.

Dijo, te vas en volandas   y   a la Tate   y   decadente
a reconocer la ternura del maestro de hormigas y derrites.
Revientes de tanta amaestrada persistencia
ecos, podredumbres. Expulsado a lo aparente.
Pisando la plancha brillante y pulida donde
debajo suponen a Lord Cochrane.
Ni tanta carroña te hará más comedido al estéril esfuerzo.
Formas tenía muy extrañas cuando jugábamos.
Eso profundo y desconocido nos llama a seguir vivos
a continuar con los ojos abiertos / a aceptar que tal vez.

En cada canibalismo incapaz de sumar del vado
en el medio / porque escrito
estaba que si en palabras y gestos
por allá por Tooting en ese hospital colegio
como juncos cortados fuimos en la poza
no volvería el tiempo de historia incierta
ni siquiera cuando la flaca inicia los ronquidos:
El orgasmo a retaguardia recatado y el tedio:
al final de conversaciones y avances
promover la armada cartelera de advertencias
consabidas como bálsamo del ombligo derramado
o la decisiva muestra de la historia: no cesaremos
de explorar aún cuando ya no sea de paciencia
que debamos armarnos.

Del Castillo, donde los supremos iluminados
en derrota en la Berlín cercada la misma cantinela
en el Moscú de la escucha la misma cantinela
envían la misma cantinela allí reunidos
donde los laboristas de Hibury & Islington:
Oh voltereta portentosa sin Millas que acorte la distancia.
Las barbas logran picar el orgullo de la única imberbe.
Armar Propaganda. Mucha cantinela fija y picuda.
La nueva sabiduría descubierta con algo de retraso.

Al fin pareciera que la cama cumple su destino.
Nadie contesta.
Nadie sugiere.
Nadie nada interroga del cambio:
Lo oscuro podría tornarse lo claro:
Que el enviado debe volver / ya / a Heathrow.
Al parecer infantiles de antes    ahora dan la correcta hora
con el mayor de los tinos aún si la condiciones no presentan
el uso del comino y la achicoria
porque hay que adelantar la cocina para cuando lleguen:

Ding Dong
Ding Dong
La hora en punto.
La campana con su son
así propaga el rito a todo el mundo
su son de rechazo.
Nadie sospecha que algo ha liado los bártulos
y las rodillas serán celebradas y qué mayor regalos
que los serios hayan la brújula perdido.

Entonces cruzas Charing Cross, cruzas Trafalgar Square
cruzas te mezclas al grupo turístico
sumas tu recreo o cruzas
a este otro destierro increíble de tardanza.
Sumar, dicen, sumar, y te vas en busca de la flaca
para otro intercambio de orgasmos
que agregar a la historia
para otro balance en propagar el destiempo
restar del oriente desconocido
para otro encuentro de voluntades
que avance nada o transforme
salvo quejidos que recuerdas soñoliento
ni pretendes / pero llena el vacío del instante:
no malgastes ni un segundo:

Sus calzones le mostraba al compañero
nos informan para regocijo de cuadros.
Sonrisas coordinadas.
The la tabla donde la crítica y la auto.
Nada se sabe. Nada.
Mientras, tú te vas con la flaca o con la flaca
a propagar el vacío de futuro.

La flaca en última instancia y recurso,
la flaca, siempre la flaca, y no solo en París,
o alguna blusa interesada en granate
a reforzar el momento de la emulación, el ejemplo
+ educativo
organizando intercambios de experiencias
como nuevo material / como el control de pesares
o cuadros de costumbres.
Pero todo armado
que hay quienes lo toman muy en serio.
Salvo la documentación en espera de unir el humo
de Southfield al moleculizado fuera de la historia.

Las palabras
resoluciones
conjuras
coordinadas en seis intentos de ajetreo por Londres y alrededores
mirados sabiamente no tanto que son perlas los instantes.
Ella cumplió impertérrita su poética labor de comisario.






  

  
  

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