De modo inesperado ayer me regalaron, en una comida encuentro de ex alumnos de la Escuela de Economía de la U de Chile, una revista de 1967, después que alguien leyó un texto. Y resulta que era un texto mío de 1966. La pura nostalgia me hace publicarlo. Entonces fui a viejos sueltos en disco, porque recordé otro que me pareció sospechosamente parecido, de 1967. (No quedan muchos textos de los escritos tan lejanos... una vez en Londres por 1980 se perdieron todos, creí, pero algunos estaban en poder de mis hermanos...) Es una suerte no tener que responsabilizarse de los inicios: no quedan rastros. Pero éste, de una época ya atediluviana, lo publico, para mostrar que todos nos iniciamos más o menos de la misma manera. (Aunque hubo algunos que lo hicieron de modo bastante mejor, ahora lo sé.)
(Primero la versión más antigua, conservada en la revista. Bien azucarada...)
AL
ALEJARSE
Aunque
no me escuchas te diré un momento:
Quiero
este instante hablarte un tiempo largo
con
la mente.
Quiero
poder a ti unirme
como
se unen el sol a la escarcha en abrazo
de
vida o muerte.
Pero
nada.
Siempre
la nada.
Toda
experiencia es un yermo.
Todo
se repite.
Nada
nuevo.
Entonces
insisto
y
en mi retumba como lamento:
Quiero
adentrarme en tu ser
como
se adentra la luna por el follaje.
Y
continúa como silencio:
Quiero
poder abarcarte
y
aunque mis manos se alargan
no
te encuentro.
Entonces
camino a tu lado
todo
un tiempo que parece eterno.
¿Por
qué sonríe tu rostro?
No
comprendo.
¿Por
qué tus ojos brillan como relámpagos?
No
comprendo.
¿Para
qué seguir?
Me
detengo en el límite último
y
te veo alejar:
las
cosas a tu paso se hacen más grandes.
Estoy
solo.
Detenido
frente
a eso que parece infinito
permanezco.
Me
interrogo con silencio profundo,
y
ante la pregunta absurda
guardo
profundo silencio.
Todo
está quieto.
Siento
que entorno se agrandan las cosas
y
allá en el horizonte,
lejos,
me
pierdo.
Fernando
Reyes
1966
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(La versión del año siguiente)
AL
ALEJARSE
Camina
a tu lado como en sueños
cardos
cubiertos por el polvo,
titubeos,
de
lluvias sólo las sombras
puntos
de fuga y sin ya saberlo,
relámpagos.
¿Por
qué brillos asoman al parpadear de tus ojos?
Encuentros
de sol y de escarcha,
a
veces olas, a veces reflejos,
como
en ese crepúsculo pasado
rayos
de luna adentrando el follaje
sin
nadie lo quiera o apunte.
Se
detiene en el límite que traspasar no
sabe.
Las cosas
a
tu paso se hacen más grande.
Entorno
se acrecen las dudas,
y
allá,
en
el horizonte, me pierdo.
frf
1967
¿Porqué uno se auto inflinge afrentas? No lo sé.
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