sábado, 29 de octubre de 2011

POMADAS






Continuando con los textos en prosa... si no tiene otro:
sígale con el mismo, decía mi padre.





POMADAS





El problema con las religiones reveladas no es tanto que crean que sólo a través de ellas podamos constatar cuán imperfectos somos, razonaba el maestro.

El verdadero problema con todas la religiones reveladas es, no que sólo intenten lo obvio: mostrarnos que somos imperfectos; sino que, junto a ello, pretendan hacernos sentir culpables por esas imperfecciones, y aduzcan que sólo a través de sus observancias alcanzaremos la trascendencia de nuestro estado.

Bien miradas las cosas es ésta última exigencia lo verdaderamente chocante, pues, siendo lo que son, no se refieren al hombre tal como éste es, en su hacer concreto; (ya que un libro que nos ayude a conocer cómo somos, o qué somos, sería del todo meritorio y bien venido); sino que, todas ellas, parten por inventar seres, y estados, llenos de supuestas perfecciones, luego nos echan en cara no ser como sus imaginarios modelos, y a continuación nos pregonan sus pomadas:



El   problema  no  es  tanto  los  intérpretes  sino   El  Libro mismo.






Esta actitud de inferir desde lo imaginario me recuerda al tigre-dientes-de-sable misionero, que predicaba a sus hermanos tigres-dientes-de-lo-mismo:


Enmendad vuestros caminos de abominación y de sangre, ayunad. Sed como el Supremo Tigre-Dientes-de-Sable, el Gran Espíritu en La Pradera que vive eterno, sin matar, sin fornicar, sin husmear la sangre. Enmendad vuestros caminos para alcanzar la Vida Eterna.





Y tanto éxito tuvo su prédica que los tigres-dientes-de-sable desaparecieron de la faz de la tierra.




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