de Si tan solo existieras
ESA LUZ QUE PUDO SER
//a IVETTE//
//a IVETTE//
Como si el tiempo estuviera al
alcance de la dicha
para afirmar su persistencia
dudosa
Probablemente en la ciudad de los
recuerdos
Con el mar soportando esos
secretos iniciantes que
forman el retorno de las huellas:
En barrio tranquilo de nombre esfumado
Ni aunque quisieras
Y mientras mira
se desliza
por ese largo tobogán la vida
El rumor lejano acompaña como
soledad
como compartiendo una esperanza
de sonidos enclenques
esos ruidos del comienzo
Esos pinceles y telas imaginados
en la bruma
El desatino blanco /por el lado
del tiempo ingenuo
tiñó óxido avergonzado café colorete la vida
Y ella ríe cómo ríe
Todo encaja en apenas mientras
tanto
matices y ocres porque aquello
se desliza
y cambia / permanece y esfuma
El sol que piñufla y tímido
apenas fisgonea aquellos juegos
La neblina que lo acoge y sigue
ajena
El tiempo que casi detiene y la
vida que sigue son una
calcomanía donde figuras
batallan
a la mala suerte
Si no lo hubiera hecho tal vez ya serían olvidos
Como el lugar donde ocurrió la
risa
Como esa plaza tan sola de los
bancos
Como la neblina de esa mañana
fija
Como los motivos que no los
unieron y mantienen el fortuito
movimiento de la figuras
precisadas en el viento
Ese día de resolana De rumbo incierto
Esa en el mar carcajada a los
recuerdos
Esos cuadros luminosos
oscuros / incompletos en la
brisa
Esos como siempre pasa
Aunque después /en
la laguna de la dicha/ azufraron
ese aroma y
rebeldía
Claro que pasa
Porque hasta la dicha se desliza
y fuerza un retorno sin
contornos ni esperanzas
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