viernes, 8 de agosto de 2014

EL HOMBRE ESQUIZOFRÉNICO Y EL MERCADO PERFECTO (el 2 de Apuntes para una Scarlett)

 





Un tríptico



de: Apuntes para una Scarlett






2

De: Fernando (MANUTARA)
Enviado: 11 de Septiembre de 2002 00:33
a modo de estúpida certidumbre
Para:           'Scarlett', la orquídea demorada.
Asunto: Acerca de problemas solubles
donde el hambre pueda ser estigmatada
a su justo merecido: flojera, vino, esa indisoluble
excusa de grandeza, con su fundamento,
su pasta base, y todos los espejos
mostrando lo horrible de quien observa el sí mismo
ombligo descubierto en la profundidad de las finanzas.


Scarlitta: (me creerías si lo dijera en un tríptico?)






EL HOMBRE ESQUIZOFRÉNICO Y EL MERCADO PERFECTO




I



¿Por qué existirán los espejos?

Ese artilugio de búsquedas y encuentros
necesarios para una muerte tranquila
o su escape nunca, como el rechazo de la vida
previsto o rutinario para afirmación
para que las pulgas saltarinas, eficaces
sigan rumiando los huiros nauseabundos
en el mejor de los mercados mientras tanto
inmolan a sus dioses nos individúan
nos fríen del ardor a las neuronas
listos para aceptar la sucralosa doctrinaria
del anhelo, el terror y la apatía

No vernos en los ojos de la amada
refleja la ausencia en compromisos
puede ser, cuando menos se espere
las magníficas marejadas extensas que nos arrasan
y retornan a la realidad, la respuesta
a contratiempos

Si de bobadas y textos Ah, las dulces
bobadas textuales del cretinismo congénito
o la maravilla del encuentro
en los moles y covachas:

Tal vez:
espejos claros serenos.

En los asomos asimétricos reproducimos
aún cuando la potencia no exista, como niños
Porque los niños no atrapan nada, salvo
las distorsiones del lenguaje gestual, esas
aspas, esas superficies movedizas
contra escuchando al hablado, y el resto
de la pamplina azucarada no más
que el eterno presente nos agobia
o deja impertérritos o dispuestos
a cualquiera sugerencia terrorista.

Eso ocurre en la vejez, la más sapiente
de lo frustrante por el durar, por la cobardía
y el apego a las dulces ironías del interés
compuesto.

Por eso aterran cuando llegado el momento.

Hay una joven, de mochila a su espalda
curvada en la carga del desu-látigo
que espera en la noche de las bolsas
lo secreto que acarrea lo más oculto
de una herencia de vino y flojera y compromisos:

Esas ilusiones del inicio. Cuando la rutina
aún no permea la esperanza.

Hay otra, despreocupada, sin su mochila
esos bagajes en urdimbre directa, o hasta
libros sapienciales y cuadernos
para la lejanía
para la que no espera
y al celular chatea como amigo, alejada
en geometrías y definiciones retardadas
o ausencias.

¿Cuál joven espejo el que refleja?

¿La de su lengua dispuesta y la propina
que distancias marca como un quid pro
quo inabordable, lleno de lleves ya
y promesas a contra marcha?

¿La que del brazo se cuelga como niebla
y no aproxima aunque los lunares íntimos
sean conocidos, denostados y amados
en la escala socrática neo libertaria?

El espejo tiene ojos de palabras estrenadas
en la aceptación de la rutina.

Su lengua, ojos ciegos que olvidan el número.

El mercado es un espejo
donde la izquierda sufre
lo que goza la derecha
y viceversa como encíclica.

Vamos entre espejos que reflejan lo huidizo
esas bandadas en eternos retornos
lo inalcanzable, la cercanía de la nada.

Como adultos quebrados.

Las diagonales encontradas de la esperanza
no caracterizan los sueños, los quiebran.




II


Scarlett, dulce nauseabunda tan lejana:

Que te agradan más optimistas. Conejitos
rosados, sabios búhos, nada que agobie
la rutina acaricie o rechace la conquista.

Pero la vida, como quisiéramos, no: Hasta
los almendros en flor los arruina la plenitud
del verano o la propaganda de los conciertos.

También tu premura
brindará connivencia a los reflejos.
Lo tan definitivo para existenciales
caracoles en carrera vespertina
a plena mañana.

Irreales, y ciertos, y cercanos
tan neutros como agua de noria
contaminada por la existencia
por finanzas que no financian
pero aplastan y oprimen y liberan.

¡Cosita!

¿De qué otra vivencia usar palabras
si aun estamos vivos, y hasta
los piojos se nos pegan como símbolo

de verdad y sapiencia y suma cero?


III


Que fue escrito en espera de la Lola, la despreocupada
recordando a la Ale-A, la más compuesta
y compleja, lo signan
esos espejos oscuros, trizados, reales
en la modalidad de lo irreal risueño o fantástico.

Allí, en El Golf, donde en el taxi apresurado
una tarde de espera agitada
el sombrero pescador verde
como musgo pegoteado
inició su desapego en recuerdo
de la global troca frustrada a cambio
del olvido.

El crema en Domingo Cañas ayudando
en ruta cuando el sosiego
y la displicencia, porque nada
es permanente y todo avanza a su
signo definitivo, su sumatoria de omegas
y alfas.

Uno pierde aquello que quisiera recordar.

No es lo deseado, pero sí el mejor
albur que cuenta da de la carencia:
Las orquídeas perdidas, las orquídeas imaginadas.

Así con el mercado:
¿Concedes que tuvieron razón
en la mediocre medida de lo posible
al tratarlo de carente de piedad:
cuando es lo más espiritual de lo selecto
lo huesitos sacros indulgentes y plenarios?

Allí donde las papas escapan de calientes
la esperanza o confirman
el evangélico egoísmo, su supremo frenesí
cada libremente cual tratando
de acaparar la mayor cantidad de sacos
de propiedades exotéricas, de familias
para un futuro de apetencias

ah esas tan útiles patrias en la tarea
de fijar diferencias que coladas pasen
aunque vomitivos y exquisitos
para engordar a los menos, a los aburridos
del mastique y su tedio.

Como las rosas.
Engendra humanos a su imagen y semejanza:

Y aunque nadie lo quisiera
porque una mano invisible comanda
y nos guía a la demora, a la aceleración
del centro único y su apego a la ganancia.

Lilas de la tierra putrefacta, decía.
Y lo putrefacto estaba en la conciencia
desde que un iluminado, gordo y pausado, bajo su árbol
de sabiduría abominó su pasado de guerrero.

Propietarios libres, marmotas y halcones
en sus carros
para seguir en la pelea
en los laureles repartidos por la propaganda
y el advenimiento de la unión de los contrarios:
anarcos y sujetos a las explosiones del mercado.

Eres responsable que no se concentren.
O insistan en lo accesorio.
Solo la autoridad se delega pateando la espera
en Santiago, olvidado de Londres
olfateando el tizón que corroe y libera
y sujeta y enhebra los rezos al comienzo
de la era.

Otro dato significativo: Como las rosas silvestres.
También las orugas mágicas. Animales en espera del futuro
o la igualitaria impotencia.

En la madrugada. Cuando la soledad más profunda
es conciencia y acicate.
Una sesión en tres lugares, que no acabamos de olvidar
ni podemos atrapar en los canastos
porque no fueron camarones sosegados.

Leído a quien debiera haber signado las presencias
las ausencias y demases.

No lo hizo, no por el rubor de las mejillas. Por el sueño.
En la ausencia, la fuerza motriz, aquella que diluye
era otra, como debido a la prudencia
como la primavera que los blanquea de un lado

y los rosa violenta del otro.



IV


Ay, ya sé que no me crees nada.






   
  
  

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