viernes, 16 de septiembre de 2011

LA UNDÉCIMA PLAGA






Ah, las anécdotas, tan entretenidas, si bien dibujadas. Aquí viene una: espero que nadie dude de su veracidad, que la rastreé en la Biblia de los Catecántricos, y se sabe que es verídica: sus letras góticas tan bellas, sus iluminaciones en oro, púrpura y azul cobalto, radiantes sus demonios, soberbios sus ángeles, lo prueban:







LA UNDÉCIMA PLAGA





Este que una vez un río había escuálido
cuyas aguas apenas hacían murmurar
las piedras.

En su rivera pastaba una vaca flaca,
flaquísima:
y todas las personas, en rededor, salvo las moscas
vivían flaquísimos de su escuálida a penas leche
y lozanía.


Algunas tomaron – personas fueron –posesión de la vaca:
espada a mano, y que los otros les transfirieran
leche:

sus escuálidas raciones,
en cambio de vales / vales con esfinge de vaca:


y se pusieron gordos y rozagantes
gordos y dichosos,
y gordos convencieron a los escuálidos a canalizar el río:


éste creció y creció y creció
y se cantarinó torrentoso
y creció tanto / tanto / que parió una vaca gorda
que comió:
                                             comió a la vaca flaca
                                                        y mugió:
gorda gordísima

y todos:
                gordos y flacos
reconociéronse individuos dichosos y en gracias
en gracias del número de la vaca.



                            Pero vino una sequía
              y el río se encogió
y parió una vaca flaca:

se comió a la vaca gorda gordísima, chuata!
y siguió tan flaca




       y los flacos, más flacos,
y los gordos, más gordos;
       y vinieron lluvias torrenciales

y el río creció
                  y creció
                       y creció
                           y parió:

una vaca gorda
                                 / que se comió a la vaca flaca,

y se puso la + más gorda gordísima de todas,


y los gordos     + gordos
y los flacos       + flacos,

y así,
hasta que enrabiados los individuos
ya personas olvidadas
eligieron 1 consejo en medio de las moscas:



Y dijo el oráculo, / y el intérprete como eco:




Produce poco
                      y pasas hambre.
Produce mucho
                      y pasas hambre.
Siempre pasas hambre.

Salvo que acumules,
entonces:


Acumula poco
                      y pasas hambre.
Acumula mucho
                      y pasas hambre.
Siempre alguien pasa hambre,

salvo que trabajes:


Trabaja poco
                      y pasas hambre.
Trabaja mucho
                      y pasas hambre.
Siempre alguien con mucha hambre,

a menos que estudies:


Estudies poco
o estudies mucho
siempre alguien
                       cesante,        (dado a la parranda)
                       innecesario,  (salvo en sus filitas)
                       superfluo,     (sustrayendo vales)
rechazado en los espejos,

tan olvidado de este dios del río oscuro,
tan en su cielo, / tan necesario,
hecho de hambrienta mirra santosacra,
                sediento incienso voluptuoso,
                pestilente oro y su delicia,

aunque te asomes a la ventana como vaca gorda
comida por vaca flaca comida
por vaca gorda
comida,

y así

hasta que los individuos vuelvan a ser personas:

Y habrá sólo personas atléticas,
y vacas pastando.

Ese fue el eco que escucharon.



Es posible que la traducción que encargué, haya resultado demasiado libre… pero quién puede con La Palabra? Se me informó que el cantántrico está su poco contaminado de arameo; así y todo dejo, al benevolente lector, en estos tiempos de reposo, que piense lo mejor que le parezca, según su albedrío, cada cual según su albedrío.





Nota: no fui permitido fotocopiar las maravillosas miniaturas de unas vacas gordas y flacas a lo largo del texto: propiedad privada en registro se me hubo informado.




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