de: Composiciones para un barrido y un fregado
7
NO EL SIGNO, ni la angustia
El
velo de lo posible agita y temeroso:
¿Qué
estremece como congelado sino su propia falta
de
eficacia? o, sin razón cristalina
como
transparente
ausencia
su lumbre estupefacto
ese
apachurramiento de su propio avance, o zaherido
en la
espera, como anodina sonrisa
apenas
lo feble por carencia en tomar partido o
exceso
de neutralidad, azumagado o haberse
iniciado
del ámbito pervertido cuando la vida
imploraba
decisiones
en el
lado de lo honesto?
¿Para
qué estrujar las neuronas
vive
y deja vivir
la
consigna cultiva la ironía, alaba lo mediocre
hasta
el cura vendría en tu alabanza
o,
por si acaso: prepara un cartelito.
De
súbito, de construido, un aroma ruidoso
y el
silencio que niebla, y enajenante o clamoroso
siendo
otro delirio y el mismo aparato colgado
y
subvertido en el espejo en llamas
en el
destiempo de la textura
superflua:
porque
nada
urgente o mortal o angustia:
en
una manera que nadie usa aunque lo aseguren
pero
no las estrujes demasiado:
Nada
de visiones aladas, y sol clamoroso, o
semillas
en foco, esa decisión por lo mediocre
y así
ocultarás la enorme cobardía
puesto
que la historia jamás repite valentías
cuando
el poder ha sostenido la condena
y te
acomodas a la consigna: vive
y sea
bienvenido el mercado.
Una
oruga persistente en el ruido de su ataque
y sin
embargo las rojas granadas a la mueca decrépita
penetran
la duda graciosa
y las
mismas certezas: espurias, otras
ironías
triviales en la página
aseguren
tu alabanza: ciertos domingos
y
días de insignificancia o festivos o celestes.
Entonces
como a una sombra negra
en lo ausente de su misión fuera de la vida;
o
como las transparencias en las impurezas del odio;
o
como las falsas terrinas para aplacar el hambre
que
tienes
de sus
lecturas y él te las niega indiferente
como a
las altaneras orquídeas desterradas
ya
con presbítero que conceda su extrema
su
unción y gusto por la trivia.
Por
eso el cuadro matricial
representa
una
salchicha heráldica, un avance en retroceso
es, la
quieres extraer, como agua de zarza
o saciar
tu sed ambigua
y los
signos del susurro milenario y suculento
quieran
exorcizar al interior del campo
y lo
estéril imponga su ralea
su
cartelito en el parque de la cátedra.
Chicha
y sal, como pan y agua
sin
ningún espacio que convenga
donde
no puedan ni reposar
y
ajenos al tiempo sean como Dios
o su
creatura; y, Ay
lo
que es la vida:
Orquídeas
y cazadores de orquídeas.
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