desde: El Paraíso Desubicado /su pata coja/
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AQUEL retorno persistente
Entonces fue ese tiempo tan especial
de blanco
la miseria
las flores marchitas
los vasos de bronce:
Los velos ocultan huesos prudentes
gusanos
Reincidencias sostienen discontinuos las reiteraciones
del ensueño
La costumbre del paseo /de los cuadros/ marcan
y marchan presurosos al altar en nueva bienvenida
Dejan las prendas caer como medias que hunden
tretas que derriban
huesos que murmuran
miradas que cloquean estrictamente neutrales
Las 14 columnas en la nave anclada con destino
al olvido y la costumbre
Fijas ojeadas penitentes y suspiros
uniformes al acomodo en muestras y marcajes
Cuando sólo el pelo nos crece o las uñas
Allá donde concentran las visiones
las vértebras o el rápido desaparecer de los
cirios
O los misales contritos
donde el sofá perpetra intimidades
yacen mustios y olvidados
Porque siempre un dejar ir
siempre el caer de tumbo en risas
Como de piedra a piedra y la mentira
Rituales de apertura a otra vida más etérea
más ajena en sus misterios y retrasos
Por supuesto que mañana
al introito o al incienso o a la espera
a las anémonas y los extremos
sonrisas o turbios tan remotos
tan de cautos labios y castos y rituales
Cuando rectos al festín de las carnes
dolorosas
por lo estricto del banquete
Volvían cual regocijo de los tiempos
Como vientre consumido de gusanos
Como certeza en caída de semillas
Blancos pasajeros
blancos
llenos de esa urgencia de cenizas y deberes
Sobre todo los deberes: Secretos y olvidados
Como huesos que se esparcen
Como huesos que se esparcen
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