LAS FALDAS ESCOCESAS
Esas
mismas
La
infancia recuerdan y la adolescencia
como
volutas de arrobamiento y misterio
ese
aroma magnífico a media luz
a
media falda
los
cirios las blancas flores
los
velos con que ellas marcaban sus miradas
invitantes
a
una devoción dudosa
(y
a otra para siempre)
Solo
faltaría el incensario
y
esos labios de Ana María
y
el campanilleo cuando la hostia subía
y
la mirada bajaba
El
canto llano sigue pareciendo magnífico
aún
sin mezcla de rodillas
La
embarraron con dejar fuera el latín
como
prohibir los muslos
como
si la Anita María desapareciera
clausurada
por exótica y secreta
Y
lo mejor: (mezclado con malito): ya sólo es rastro de un ite
missa
est que no volverá ni a tarro.
frf
26 de junio de 2012
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