Desde: (in) Precisiones e Incertidumbres
(de esas Certeras y Subjetivas)
desde la parte: La Vida Renovada
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Del lado acá, imposible unir
lo cierto con lo mentado: Ay bribona, ya no me llevas, por eso, en venganza de la
mala suerte, no te canto, a ti no te toco ni con la palabra de un pétalo. Un
rosazo sí te diera, la espina en medio del glóbulo, y ciego y desquiciado emprenderías
con los avatares olvidados de la historia: nos traguemos el anzuelo pretenden,
y seguir tan horondos como si Galileo jamás hubiera existido.
UN 25 DE
DICIEMBRE (de lo mítico a lo personal)
Cuando Jesús
nació: Marcos nada sabía.
(Para su objetivo de darle como huasca a Pedro y sus
secuaces, seguidores de Juan, el truhán mayor, jefe esclarecido de la familia, hermano
de padre y de madre, fiel seguidor del Templo, no saber de la infancia no
presentaba escarnio, que vamos juntos a celebrar con azucenas y jacintos).
Mateo tejió /y
teje y teje/ (y desteje también):
y dele que dele:
davídicas leyendas:
tres brujos
caldeos
con cargados a
la mirra, y al oro, y al incienso
y con la brújula
torcida:
vía Egipto lo
embarcan con destino a Galilea,
y con tu haberte
ido con otro en vacaciones
como que
confirmas que esos tres brujos magos de Mitra
la rendición
ante el nuevo bebe y la reencarnación
vieja en un
último misterio.
(Después de cargarle a Herodes inocentes, de los que tuvo
ni idea: Pero quién no se traga alevosías de grande cortar la cabeza a hijos
por complotar con la madre? Respetuoso de Augusto: pide y consigue el imperial
permiso: con Roma no se juega; pero tú nos das guaraca y ni te inmutas).
Lucas, incierto,
el componedor de entuertos, procaces inventos
y tan sectarios
de pasada
enmienda la
plana como brujo de aciertos menos dudosos
en lo aventurero
lo alaban a rajatabla:
(y en eso
estamos casi de acuerdo, no te hagas
la pilla: a
rajatabla no quieres saber nada,
y me abandonas:
mira como lloro)
De Galilea lo
censan rumbo a Belén
buen súbdito del
Augusto César, el invencible
parecía por
aquel tiempo de caminos
regalo bajo oculto
interesado en las hilachas
donde, en noches
de inviernos, a lo solsticio, cuando Mitra nacía
(era en el solsticio de diciembre cuando
mejor lo pasábamos)
nuevos pastores velan
sin lágrima derramada
ni quejumbrona la
desaparecida Raquel:
otra leyenda en
la exalada
davídica, menos
sanguinaria, + cargadita a la ternura
pero igual das
tu brazo a torcer, y mira como lloro.
(Ya con Jerusalén destruída, las piedras templares por
los suelos, los Fariseos convertidos en Rabís, perdida la pelea: la causa común
aconseja la mitigación de los daños, y esperar que Roma atragante las leyendas,
y yo me dé por aludido, mira como a moco tendido lloro, que contigo ni caso).
El tiempo pasa
rápido.
El tiempo todo
lo cura.
Sin imprenta, lo
ocurre que se llenan de copuchas.
Desaparecida
Babilonia, la Gran Ramera
desaparecida tú
se impone su
forma de Roma la heredera renacida
y mira, tienes
que hacerlo, mira como gimo y lloro y meso y no te apiadas.
Apócrifo
cuentista, (ya hablo como en tercera a
lo puro seudo)
cierto + poeta
que constructor de verdades bellas
bonitizó al
buey, al burro cortó sus orejas
las ovejas
lanares trasquiló extasiadas
y a lo bello, y
a lo escaso
y a los
expulgados de narices
su acto de magia
renovada pintados renacidos
que nuestros ni
pintones recuerdan
y no saben:
y a ti te bajó
la falda y los cuadros arrasados:
mira como me
arranco los cabellos, por eso:
El olvido es muy
necesario a todo mito.
Tú: prefieres el
+ abstracto pehuén
árbol del mono
sorprendido
salpicado de
algodón quirúrgico, para que no derrita,
para que las
entrepienas no sufran la achicoria.
Mejor sería, mucho mejor, amigarse con ella:
pero de ti ya no quiere saber nada.
(Y de la Pacha
Mama, al pacho mamo
lo encierren en
la ceniza y extraigan la cuarta persona).
Mira como lagrimeo.
Total, Mitra
tampoco le conociera
cuando
el 25 de cada
diciembre
renacía
celebrando el solsticio de diciembre
del invierno de
allá, que acá nos asamos a lo mero pato:
y entonces
agarras tu bikini y celebramos la piel y los traspasos
y la ausencia de
nieve por un tiempo y el recuerdo
de algo que nunca
conocimos. Ay, nunca conocimos.
Pero tú, bribona, no me llevas ni de apuntes.
Ya
llevamos dos mil años: ¿y lo obtenido?
Te
sigues haciendo la cucha
a
pesar de las platitudes del Eliot: abolieron el Purgatorio
y el
Infierno ya sólo un lugar de lejitos: fantástico
mejor
que comer lagartijas;
y del
resto: como si todo empantanado:
creo
que seguiremos fornicando en sonetos.
El saber ciertas cosas no ayuda de nada en la
escaramuza de los sexos. Ella, con su soberbio espacio entre los muslos, juega
a interesante, rodeada de una corte de exaltados. Tú, no tienes chance ninguna.
Mira como re-lloro: un 25 de diciembre me diste la patada. Ay. Ay. Ay. Mira.
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