de: Carteros Atrabiliarios Dulces Energúmenos
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LAS
COMPUERTAS DEL CIELO SE ABREN
Después del
tiempo de prueba y desazones
y habiendo
constatado de modo irreductible
que ya nadie le
espera
ha recogido alas
/emplumado ansias
y los ojos son
cámaras oscuras
a las
que han asomado
nubes / asustadas
por la ausencia del viento y su sombra
el sembrado de
construcciones / la vigencia de plumas
esos chismes / en
lontananza las carreras
Los queltehues
ya no gritan
Quietos permanecen
mezquinos
Hongos de cielo
atrapado en una tierra removida
del color de la
ausencia y las sartenes hurañas
Los tiuques
firman la tregua general
Permanecen
mudos-grises-solemnes
en los bordes
inmanentes de sus fronteras secretas
como asustados
de tanta soledad
y alpargatas
huérfanas y grises en el cielo
Los caballos
chilotes
mantienen sus
jerárquicas precedencias
cafés-blancas-negras
en procesión congelada
con ánimo
estatuario y monturas colapsadas
Meditabundos rumores bajo
la certidumbre de la lluvia
no ramonean los dejos como
postal del silencio chapoteado
ni conspiran quejas en
la jerarquía del tiempo
estampados en el
perfil del cerro a contraluz
del gris
monótono
por
estroboscopio detenido y catatónico
Una lechuza
desorientada blanquiamarillanegra
mira los copos
de queltehues desde su mirador a ras de suelo
y frunce los
ojos
mientras
gira su pescuezo
y suda
participa del
desánimo general de la isla
su certidumbre
de expectante insosiego
El agua empoza
grisácea con un color
de rumores
húmedos y ausencias de calambres
Sus tentáculos
alargan y abrazan el estero y el olvido
y los mustios
ventanales
Dos chilensis
quiltrejos dudan si ladran o saludan
desorientados en
el vacío de la espera
Un gato los mira
de reojo desde bajo la camioneta
de su
hermana La del reino fuera del tiempo
su cola muestra
que goza la superioridad de su refugio
su manera dudosa
de ausentarse
Sobre el Ángel
de Valdivia a cántaros
como si fueran
los 40
la Isla Teja suda
quieta-muda /juega a esponja superada
sorprendida de
la ineficacia protectora
de las alas
desplegadas de su guardián avergonzado
o cataléptico
Él también
estila apurando el paso porque a diferencia
no tiene pelos
ni plumas
y va cortando un
túnel de agua
mientras sus
ojos son cámaras oscuras
a las que asoma
el ruido del diluvio sobre las dudas
le aquejan y
traspasan como alfileres de insectario
Ah qué lejos
permanecer mientras inunda la soledad
y anega la
memoria
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