de: Londres y Cercanías
(la primera parte del 43)
43
LA COLÉRICA Y OTROS PINGOS
o Las Armas de un Quintríptico
I
Dijo, lo que
desvives a contra luz de la historia La Flaca
permanece / nuestro merecido obligado descanso:
En Gipsy Hill cerca
de Stretham
Tu + dulce
expiación elegida.
Un escalofrío
nos recorre: como bellamente misterioso:
La retribución
de los sueños / el futuro desterrado:
Productos del
cierto y previsto espanto
o fracaso, como
tomate pasado porque olvidaste
la violencia
camino de Crystal Palace donde los dinosaurios divertidos
la dulce
partera, roja, emocionada: eso recóndito
entre sus muslos
haciendo propaganda sin quererlo.
Dijo, te vas en volandas y a la Tate y decadente
a reconocer la
ternura del maestro de hormigas y derrites.
Revientes de
tanta amaestrada persistencia
ecos, podredumbres.
Expulsado a lo aparente.
Pisando la
plancha brillante y pulida donde
debajo suponen a
Lord Cochrane.
Ni tanta carroña
te hará más comedido al estéril esfuerzo.
Formas tenía muy
extrañas cuando jugábamos.
Eso profundo y
desconocido nos llama a seguir vivos
a continuar con
los ojos abiertos / a aceptar que tal vez.
En cada
canibalismo incapaz de sumar del vado
en el medio / porque
escrito
estaba que si en
palabras y gestos
por allá por
Tooting en ese hospital colegio
como juncos cortados
fuimos en la poza
no volvería el
tiempo de historia incierta
ni siquiera
cuando la flaca inicia los ronquidos:
El orgasmo a
retaguardia recatado y el tedio:
al final de
conversaciones y avances
promover la
armada cartelera de advertencias
consabidas como
bálsamo del ombligo derramado
o la decisiva
muestra de la historia: no cesaremos
de explorar aún
cuando ya no sea de paciencia
que debamos
armarnos.
Del Castillo,
donde los supremos iluminados
en derrota en la
Berlín cercada la misma cantinela
en el Moscú de
la escucha la misma cantinela
envían la misma cantinela
allí reunidos
donde los
laboristas de Hibury & Islington:
Oh voltereta
portentosa sin Millas que acorte la distancia.
Las barbas
logran picar el orgullo de la única imberbe.
Armar
Propaganda. Mucha cantinela fija y picuda.
La nueva
sabiduría descubierta con algo de retraso.
Al fin pareciera
que la cama cumple su destino.
Nadie contesta.
Nadie sugiere.
Nadie nada
interroga del cambio:
Lo oscuro podría
tornarse lo claro:
Que el enviado
debe volver / ya / a Heathrow.
Al parecer infantiles
de antes ahora dan la correcta hora
con el mayor de
los tinos aún si la condiciones no presentan
el uso del
comino y la achicoria
porque hay que
adelantar la cocina para cuando lleguen:
Ding Dong
Ding Dong
La hora en
punto.
La campana con
su son
así propaga el rito
a todo el mundo
su son de
rechazo.
Nadie sospecha
que algo ha liado los bártulos
y las rodillas
serán celebradas y qué mayor regalos
que los serios
hayan la brújula perdido.
Entonces cruzas
Charing Cross, cruzas Trafalgar Square
cruzas te
mezclas al grupo turístico
sumas tu recreo
o cruzas
a este otro
destierro increíble de tardanza.
Sumar, dicen,
sumar, y te vas en busca de la flaca
para otro
intercambio de orgasmos
que agregar a la
historia
para otro
balance en propagar el destiempo
restar del oriente
desconocido
para otro
encuentro de voluntades
que avance nada
o transforme
salvo quejidos
que recuerdas soñoliento
ni pretendes / pero
llena el vacío del instante:
no malgastes ni
un segundo:
Sus calzones le
mostraba al compañero
nos informan para
regocijo de cuadros.
Sonrisas
coordinadas.
The la tabla
donde la crítica y la auto.
Nada se sabe.
Nada.
Mientras, tú te
vas con la flaca o con la flaca
a propagar el
vacío de futuro.
La flaca en
última instancia y recurso,
la flaca,
siempre la flaca, y no solo en París,
o alguna blusa
interesada en granate
a reforzar el momento
de la emulación, el ejemplo
+ educativo
organizando intercambios
de experiencias
como nuevo
material / como el control de pesares
o cuadros de
costumbres.
Pero todo armado
que hay quienes lo
toman muy en serio.
Salvo la
documentación en espera de unir el humo
de Southfield al
moleculizado fuera de la historia.
Las palabras
resoluciones
conjuras
coordinadas en
seis intentos de ajetreo por Londres y alrededores
mirados
sabiamente no tanto que son perlas los instantes.
Ella cumplió
impertérrita su poética labor de comisario.
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