(desde: Versos Secuestrados)
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LOS ÍDOLOS Y EL MODO DE SU CAÍDA
Si sueñas: Los Ídolos caen
(pétalos esparcidos a los pies de una cruz
o cuento maravilla
donde sea el otoño marrón degradado/ granatillo
en oro y perfume a tierra que no acaba
velitas aromando la pradera y los túneles
incienso en los colaless y los espejos)
uno x
uno
nos llega
al
delirio
ese co-lapso
in
ter
mi
nable.
.
.
.
ni aunque tu grito desde
esa ventana sea real
ni aunque tu sueño vaya
sosteniéndote en ese tropiezo
ni aunque te escuchen
transeúntes de mirada fija
tan,
(bienaventurados: desde el abajo al arriba)
levan
se
Nuevos
espacializándo al aclarar
lo oscuro:
En el tiempo de nuestra página en vilo
tan realistas tan dioses tan tantos tan como esporas
en la penumbra del bosque después de una lluvia
cristalina
tan a tiempo
para
derrumbes
de uno
en
uno
tan imágenes interminables de lo viviente
pecando
siempre
hasta
el tiempo que palabras
ya
no perpetúen:
Tan Pétalos ruidosos como abejas asustadas.
Por eso: Los Ídolos
desploman.
De
rompe y resonancia verdadera.
Se
crisman en el eco.
Se
molleran la rajadura:
(Así los sueños sean poderosos:
más que traseros en la piscina de los tiempos)
Y cada cual imagine el contexto
según la exorbitancia en su vagina
/ ya carnívora /
/ ya acogedora de humedales
o la exuberancia de su pene extasiado en el yerro
/ ya templado
/ ya listo para el sueño del olvido
cuando juntos en el viento de la especie renueven los
ecos.
Todos, en ciencia doliente, o cuando ya
no quede nadie. De uno x uno la más de las veces:
Los Ídolos. Ah Los Ídolos.
Tan flacos. Tan poderosos.
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