(desde: Algo Como Eso>
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¿CÓMO SABERLO?
Tampoco sabemos lo que ama cuando nos atrapa:
Perturba el conocimiento, esa manzana astraga
y llagada culebra: o desvarío
derriba y alcanza lo ambiguo certero
hacemos como
sabios y quijotescos dados al palique
ser queridos: hasta por los que palos darían si supieran
picos y azadones en las cuentas.
¿Quién de verdad sus retóricas certezas a la nada
si lo que espera y rechaza / o inventa y oculta:
la nada más desolante, aún cariñitos por poca cosa
y ocultos y destramados o siguiendo las rutinas:
los absorbos: las alimañas de la espada?
Solo / sabes qué se busca / cómo desencuentras
qué se gana / cómo lo eterno del instante continuado:
olas de ausencia aquietan.
En el juego extrañamos ciertos
el sudor
extraviamos el tiempo, la palpitación de pertenencias.
Como él, compartiendo una desdicha.
Los segundos que eternos: nadas y tercos
dolorosos y ya idos
espejos de ojos legañosos
estremecimientos descolocan, desde la cumbre
a los recuerdos
cierran los tiempos / las visitas
y húmedos permanecen y escondidos y ajenos / las llegadas.
O tumefactos / el tontillo enmascarado para el jolgorio
de las musas / los encuentros.
Arrugan las entrañas / las hurañas y ajenas
cortocircuito de enjambres:
Funde en jadeos de conciencia
en jadeos de tal veces
en jadeo de ausente y / tasado
y aquí
y casi final tras casi detente
porque hemos aprendido a permanecer al borde
de la ausencia
al derrumbe del conocer
al perder en la confusión / al cerrar
/y ajenos.
Nadie existe salvo y tal vez tú para mí.
Nadie existe salvo y tal vez sueño y él.
¿Cómo saberlo?
Si no por el hambre postergas y la sed aquietas?
Eres siempre la misma, aunque cambies de crisálida.
Y en la luz atrapas, como al ciego
la música guiando hasta perderse.
Aunque millones, nadie, nadie trasciende.
Ni siquiera estas chispas que nos apagan
que confusan, que están para que riamos.
Romadicen polvos y blancos / y pitos y urgencias
así cuajen
las crueles endorfinas, tan hurañas
y espasmos acarician arrugas / y tersos / y después nada.
Después nada / siempre la nada.
Siempre esa nada cercando.
Y duros.
Siempre la nada, a pesar del libro, sus certezas, acechados.
/Y tiesos.
A pesar la duración. En la ruina o en las nubes.
A pesar de la presencia: La costumbre:
No te pierdas
ven a verme.
Martirices esas chispas que apagan.
Terrenan. Detienen. La persistencia.
Que están para que lloremos: Certidumbres.
Que rían / así no más quejumbres:
como palabreo a
la coraza / no del escriturado.
No ese escudo: ése
cuando apropias del enigma.
Desplaza la
manzana a la culebra.
Acomete ardemos no
+ que un solo misterio?
Y entonces: estabas
meta-siqui-sico fisi-quete-pateando
en la deriva de
la duda?
Él, / y TÚ / y
yo, / no - una / no + sanas vistas
una davidilla de
cardo florecido?
Una ego-eterna
gracia por los tiempos de los cuentos
Te río-lloro
de la talla ésa tan mítica
Me ríes-lloras
de la talla ésa tan real
Se ríen-lloran
de la talla ésa tan crápula
Que están para
que soñemos.
(Y no vuelvas a
llamar: desvencijados y el libro por la cabeza)
… y aparécete de vez en cuando más seguido que
decías…
Cuán cierto: no sabemos qué se vive cuando nos
atrapa
ni sabemos qué se muere cuando nos libera.
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