sábado, 7 de abril de 2012

PROFUNDIZACIÓN EN LA PIEDRA LINCOLN (de Londres y cercanías)

  
  







(de Londres y cercanías)


PROFUNDIZACIÓN EN LA PIEDRA LINCOLN



Piedra

piedra duelo
piedra asombro

(las piedras siempre marcan
no solo los caminos fuera del tiempo
y hasta pesan en el alma)

piedra tiempo piedra soledad, dura, mortal, lisa, asombro
piedra sueño

cuando veces sutiles nos echan a volar
piedra rosario, piedras suecas, ¿danesas?
piedras en faldas movedizas:

donde holandesas, diestras, pedregosas,
las mejores, las más terrestres y rubitas.

Sumergido en abismo de silencio.

Palpando el frío liso      aquella catacumba en soledades.
Remordimientos            camionetas lejos de la España

dudosos               como la costumbre del pasado.

O duros                esas torres y ventanas sobre el vacío más terrible
y queridas            piedras apiladas como sagradas o putrefactas
                            piedras apiladas

y hasta mármoles y granitos y su poco de madera, también madera,
la madera, mucho más del lado de acá de la dicha,
la madera y vidrios, nunca olvidemos a los vidrios,
cortan
cortan la luz, cortan la presencia, iluminan las figuras,
las danesas: seguro que eran danesas.

El sudor del pulso insistente
subiendo el celestial en desazón, la terquedad
o el aliento y el pulso latiendo de cortado
como insistencia, cansada esperanza, desaliento
anhelos en espiral en el grupo de turistas

camino de la torre, del avisado TANNNNNNNNNNNN
que rompe tímpanos
y echa a volar sus palomas
aún si en escabeche, dicen, nos dicen.

Ese mendrugo de luz sólida quemando en el bolsillo,
sus cálidos olores, silencios musicales, bullicios de tacones,
sus presentidos aromas, las bombachas,
una que otra visión de eternidad,
pantorrillas
y hasta muslos.

Ecos de cielo, visiones purgatorias, prácticas terrestres
vuelan desde las ansias de pasada turba, antiguos miedos
a recuerdos verticales
a maldad presentida y voraz
o abarcante
de pura roca.

Rodeado de organizadas oraciones, embrujos y comedias,
navegantes, océanos de terca pureza confesoria,
cirios inflamados, seráficas duraciones, pecados,
esa terrible plaga que aún inunda y paraliza
brazos de quietud, manos reflejos, hombros desnudos,
alisados muslos, corredores de frío y fuego,
ría forma de piedra terrenal y astuta.

Y allá arriba, en medio del silencio y los vientos,
esa campiña, esas lomas, ese parloteo recordando
lo terrestre, después de ese tan, que solo fue tan tan,
nada del otro mundo, tan emergidos de éste.

Deseos de deseos, sabor a fijaciones
a turbados olores a golosinas perturbantes
y un regusto a besadas
a manoseadas entusiastas
a poseídas resonancias inermes del pasado.

Visiones por donde penetran

sombras         contritas calizas, cruces,
luces,              cirios como ilusiones
ausencias,       rezos marmóreos

dolores como si al ónix lo atenuara sus tenazas

atrapan indulgencias: un presente de traseros,
cantos, ciénagas perdidas
lutos arenosos
alegrías congeladas

y esa agradable resonancia de piedra terrenal
en medio del bullicio de los cielos.

Shall you stay for the concert?
(Bach a las siete).

La armonía con sus sombras con sus piedras impuras.
Luces incitadas, una mano que tienta,
y la sonrisa que promete:

Four pounds.

Naves para el ensueño que no vuelve.
Sonoras columnas. Misterio y tiempo.

Yes, I will. (¿o debió sido shall?

Primero, una rápida costumbre al chino:
tanta hermosura produce hambre
y la penumbra pide a gritos.

Ya solo refrescar las cañerías
taponar las cloacas:

esas voces celestiales, esos violines terrestres
una penumbra bajada del mismo cielo:

pensando: dos horas para regresar a Londres,
con una piedra en el zapato.

Cuando rotondeando por la A1

no pude menos que calcular cómo
cómo esa campanuda mole de bronce y de rizos
llegó a tan tan las alturas de lo límpido

sino apilando un gran cerro de polvo y lágrimas

donde dibujaron esa de Gaus sin bordes

centrada en su girar en el fondo

y quitaron tierra y pusieron rocas
y quitaron tierra y pusieron rocas
y quitaron tierra y pusieron rocas

desaforados y obispales

hasta llegar a los cimientos de un mar poblándose,
todo, todo,
para que yo:

YO,

yo me doy cuenta: pudiera soñar centenas después
algo más cierto que recursar a los OVNIS
piramiradores

como roca de sueño arriba de una oruga

líneas rectas de no más tres minutos
en la roca Lincoln, y su altura.






   
   

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