Continuando con los textos en prosa... si no tiene otro:
sígale con el mismo, decía mi padre.
POMADAS
El verdadero problema con todas la religiones reveladas es, no que sólo intenten lo obvio: mostrarnos que somos imperfectos; sino que, junto a ello, pretendan hacernos sentir culpables por esas imperfecciones, y aduzcan que sólo a través de sus observancias alcanzaremos la trascendencia de nuestro estado.
Bien miradas las cosas es ésta última exigencia lo verdaderamente chocante, pues, siendo lo que son, no se refieren al hombre tal como éste es, en su hacer concreto; (ya que un libro que nos ayude a conocer cómo somos, o qué somos, sería del todo meritorio y bien venido); sino que, todas ellas, parten por inventar seres, y estados, llenos de supuestas perfecciones, luego nos echan en cara no ser como sus imaginarios modelos, y a continuación nos pregonan sus pomadas:
El problema no es tanto los intérpretes sino El Libro mismo.
Esta actitud de inferir desde lo imaginario me recuerda al tigre-dientes-de-sable misionero, que predicaba a sus hermanos tigres-dientes-de-lo-mismo:
Enmendad vuestros caminos de abominación y de sangre, ayunad. Sed como el Supremo Tigre-Dientes-de-Sable, el Gran Espíritu en La Pradera que vive eterno, sin matar, sin fornicar, sin husmear la sangre. Enmendad vuestros caminos para alcanzar la Vida Eterna.
Y tanto éxito tuvo su prédica que los tigres-dientes-de-sable desaparecieron de la faz de la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario