NO MÁS QUE CUENTO
Prepotente, Palabras que nos vibran
la mollera.
Soberbio, Padre de todas las
desdichas.
Como
Equino engreído, En boca de histéricos
en pieles de camello.
Fatuo, Rayo
incendiando los graneros.
Ave
del oriente. Ratas
taponando alcantarillas.
Te vi.
Sí,
te vi:
Y ahora vuelvo a darte la
noticia.
Asesino de mano mora,
ambidextro en su sapiencia:
Como si ni una hoja caiga a
su pudrimiento verde original
a su exterminio en horas de
esperanza
sin que tú lo marques cierto, qué maravilla:
Como si ni un deseo oscuro
despliegue su delirio.
Él está en tus manos: y
envías a tu esbirro en ademán de solazarte.
Te vi: No podrás negarlo.
Y ahora vuelvo a darte la
noticia.
Todo el pueblo te concibe
como el más Maligno.
El natreador del agua. Así
todos desesperen.
El sosador de la sal. Y nadie
ya conciba venideros.
El de las tinieblas.
Doblegando de terror los aleluyas.
Porque envías a tu espíritu
para herirlos haciendo la del gato
agazapado sobre palomas
malolientes.
Te vi:
Porque si ya todo lo sabías, en
tu comodidad fuera del tiempo:
Lagarto perezoso: Fatuo eres,
o perseveras eres en el arsénico: astuto.
Pavo Real. O como cisne
engreído / nada de pavo.
Una Gorgona. Lentejas
sumagadas.
Y ahora vuelvo a darte la
noticia.
Porque él: fue más que tú:
él,
un debilucho, sarna de quarks
hastiados de la vida,
campo oprimido de castigos
deliciosos y fecundos
electrones desvariando a su
afligido rechazo.
Huesos lirondos llorando a
carcajadas.
Pero tú: Tú,
que te creen la última
chupada del surco putrefacto en lo glorioso:
Tú, el Gran Poder, El Ente,
el motorcito:
La ricura de la pobla
todo un pueblo te imagina en
latrocinios:
Y ahora vuelvo a darte la
noticia.
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