jueves, 14 de abril de 2011

HERMANO MÍO (de: LASTIMERÍAS)





HERMANO MÍO

(desde:<Lastimerías>)

1


Me has reconocido, te has acordado de mí.
Te debo este momento de tumulto, en el tránsito a tu tiempo.

No vine para tus roncos jadeos, tus cuerdas vocales ya
podridas, tu cadáver de esqueleto movido a estertores.
Tus pulmones por olvido exhalan cáncer.

Pero amo tu frente seca, tus pies estragos, tus cejas.
Perturbo tus manos de inteligencia abrupta
y con clamores turbios:
construyo salmos de sanación para una espera herida.

Gota a gota el suero sostiene tu esqueleto pellejudo.
Gota a gota agradezco tu estarte a mi llegada fortuita.
Gota a gota en tu desierto de 40 días.
¿Quién los designios conoce de la muerte?

Ya dicen que debieras abandonar la lucha.
Ya esperan a premura tu entrada en el ayer.
(Ya te envían a sus dioses).
Ya hablan del comienzo del olvido.

Que su lengua de guadaña babeante babee tus labios líneas.
Pero quién los designios conoce de la muerte?
Quién la comanda?

Estoy aquí para agradecer su demora.
Me has reconocido.
¿Quién los designios conoce de la muerte?

Para untando tus labios de frescor. Limpiando tu
lengua de sangre. Abrazando tu estatura recogida.
Oliendo los estragos de tu marcha.

Ah, la Gran Puta, ya se acerca.
Ya me disputa tus manos, tu pellejo.
Ya enturbia tu mirada. Enrojece tus encías. Acalla la morfina.

La Triunfante nos está separando para vida:
Desterrándome a nuestra huerfanía de ti: A tu ausencia
de preguntas.
Hermano, ¿Dónde tendré mi refugio?

Enjugo tu frente clara: Sostengo tus dedos duros.

He rezado La Señal de tu Cruz.
He gritado a tu Virgen Madre.
Llorado tu Perdón de Cada Día:
Porque tú así lo hubieras querido, mío hermano,
y quién soy yo para negarte nada, en el día de la desolación
cuando devuelves a la infancia?

Sé que no soy quien tú reclamas.
Sé que soy quien represento.

Tu aliento, conjuro, esputos rojos en mis manos, perfil de cadáver mal venido
de rabia revuelven de rabia las entrañas:
Desespero. Descojono mi espanto. Enjugo y reenjugo tu frente.

Ah, Comadrona Todopoderosa,
¿Por qué pactas con ella, Hermano?
¿Por qué nos abandonas, por qué tanta premura?
¿Por qué la dejas que te lleve, ahora, cuando rencontrado habíamos?
¿Quién los designios conoce de la muerte?

Ah, Reputa Malvenida, bajamos los veinte pisos,
detenidos, de un viaje en esperanza.
Tú lo llevas incubado: En tu Pecho, en tu Sacro, en su Esófago de Tripa.

Hoy reando los pisos hacia la partida con tu cuerpo de ajo amargo:
Estrujo. Imploro tus manos sanas.
Me devuelven la presión.
¿Me has reconocido?
No pides que salga cuando la orina empoza tu verga de piltrafa.

Hermano, muy amado hermano:
Mi Taller. Mi Consejero. Nuestro Baluarte.
Mi Hermano Primogénito. Preclaro.

Cuando exhalas tus pedidos que ya ni entiendo
me llenas de tu podrido aliento, el podrido silbido
su podredumbre de Comadrona de la Nada y Todo
Hermano, sé que no era quién esperas
pero me has reconocido.
¿Quién los designios conoce de la muerte?

Hermano, mi Hermano Nuestro:
No habrá presente suficiente para el tiempo.
Todo por delante. Todo por delante.
¿Quién los designios conoce de la nada?

Y no me corro, si gimo,
si lágrimas delatan este enojo con tu muerte:
Porque gimo y gimo y gimo.
Y me muero de rabia. Me debes 15 años. Eres una ignominia
te escapas. Y te digo que te quedes y te escapas y caso haces
ninguno.

Ay hermano, tanta retórica cansa, me destartala.
Solo sé, qué falta nos hará tu consejo.
Esa tu mirada con el ceño fruncido.
Y a no muchos les importa nada.

Chao. Chao.
¡Y no te creas tan valiente!



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                              2


Ya vas cadáver en tu mortaja de cáncer: cerraron tus ojos.
Anudo el pañuelo a tu frente por debajo de tu barba.
Ya he pedido quemen el pijama con tu sangre.
Guardado Tu Cruz desde tu cuello, recojo el Rosario.

Cómo quisiera creer que estás allí del otro lado para irme en tu búsqueda.

Ya veo por última vez tu gracia inteligencia. La imagino.
Tu perfil amarillo. Tus labios sellados al misterio.
Ya me iré abrazando a nuestros deudos.

Te irás alejando. Desvanesciente. Desteñido.
Llevándote Salmos que no terminas. En tu barca de ceniza. Mudo.
Con nuestra soledad de tus palabras, Verso secuestrado,
Hacia el tiempo de tu huida:
Hacia el tiempo de salmos destripados.




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                              3

Hermano, recuerdas el revólver en la repisa prohibida
al cinto para grabar embobado hasta el presente?
¿Dónde tendré mi refugio?

¿Recuerdas?

Tu pavor en retroceso cuando sigo al héroe y la máquina infernal diriges a la zanja esquivando mis ojos por milímetros de tu cólera, que me pareció la más pavorosa, la más injusta? ¿Dónde tendré mi refugio?

Cuando te acercas. Caminamos. Escucho. A contramarcha.
El mundo cayendo. Tú, cortas ese cordón que heredé
a contratiempo, con igual desgano?
Tu renacimiento en las arenas sedientas?
Mi alejamiento. Tus escuchas. Tu Guía.
A través de huellas de conchales o arenas y torpezas?
¿Dónde tendré mi refugio?

Hermano, yo sí recuerdo: Secretos. Como hitos de nada. Que a la nada irán. Para completarse. Que a nadie puede interesar. Que aquí consigno para tenerte cerca.

¿Dónde tendré mi refugio?


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                              4

Rodeado de serpientes, como del aire, de compuertas que no bajan, como demoradas absoluciones, de agua impertérrita, que llena la caverna y nos aísla, a golpes con la noche iluminada, caminando desfiladeros, apilados en la nada de esa espera cónica, viendo la cascada presentida, rodeado de enanos, que huyen, que se apegan, que no les importa, ni parecen, cuando el vidrio cae dando gritos y una escoba persigue con ojos con bigote con versos, una falda, una espada de madera, mil ojos que observan, crujidos que se adhieren, y cuento, y doy la vuelta y corro, por desolaciones, por fantasmas, por se pierden en lo oscuro, por maderos, por impotencia y sombras, por muros y banquetas, y calzones tendidos, potes de manteca, sostenes desprovistos, la boca, sus olores, su sabor como el tiempo y sirenas: La noche que ulula. ¿Dónde estará mi refugio?

La almohada. oscura        laalmohada           OSCURO            muy Osscuuuuroooo.
¿Dónde tendré mi refugio?



frf
Santiago, Abril de 1996


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