(desde:<Lastimerías>)
1
Me has reconocido, te has acordado de mí.
Te debo este momento de tumulto, en el
tránsito a tu tiempo.
No vine para tus roncos jadeos, tus
cuerdas vocales ya
podridas, tu cadáver de esqueleto movido
a estertores.
Tus pulmones por olvido exhalan cáncer.
Pero amo tu frente seca, tus pies
estragos, tus cejas.
Perturbo tus manos de inteligencia
abrupta
y con clamores turbios:
construyo salmos de sanación para una
espera herida.
Gota a gota el suero sostiene tu
esqueleto pellejudo.
Gota a gota agradezco tu estarte a mi
llegada fortuita.
Gota a gota en tu desierto de 40 días.
¿Quién los designios conoce de la muerte?
Ya dicen que debieras abandonar la lucha.
Ya esperan a premura tu entrada en el
ayer.
(Ya te envían a sus dioses).
Ya hablan del comienzo del olvido.
Que su lengua de guadaña babeante babee
tus labios líneas.
Pero quién los designios conoce de la
muerte?
Quién la comanda?
Estoy aquí para agradecer su demora.
Me has reconocido.
¿Quién los designios conoce de la muerte?
Para untando tus labios de frescor.
Limpiando tu
lengua de sangre. Abrazando tu estatura
recogida.
Oliendo los estragos de tu marcha.
Ah, la Gran Puta, ya se acerca.
Ya me disputa tus manos, tu pellejo.
Ya enturbia tu mirada. Enrojece tus
encías. Acalla la morfina.
La Triunfante nos está separando para
vida:
Desterrándome a nuestra huerfanía de ti:
A tu ausencia
de preguntas.
Hermano, ¿Dónde tendré mi refugio?
Enjugo tu frente clara: Sostengo tus
dedos duros.
He rezado La Señal de tu Cruz.
He gritado a tu Virgen Madre.
Llorado tu Perdón de Cada Día:
Porque tú así lo hubieras querido, mío
hermano,
y quién soy yo para negarte nada, en el
día de la desolación
cuando devuelves a la infancia?
Sé que no soy quien tú reclamas.
Sé que soy quien represento.
Tu aliento, conjuro, esputos rojos en mis
manos, perfil de cadáver mal venido
de rabia revuelven de rabia las entrañas:
Desespero. Descojono mi espanto. Enjugo y
reenjugo tu frente.
Ah, Comadrona Todopoderosa,
¿Por qué pactas con ella, Hermano?
¿Por qué nos abandonas, por qué tanta premura?
¿Por qué la dejas que te lleve, ahora,
cuando rencontrado habíamos?
¿Quién los designios conoce de la muerte?
Ah, Reputa Malvenida, bajamos los veinte
pisos,
detenidos, de un viaje en esperanza.
Tú lo llevas incubado: En tu Pecho, en tu
Sacro, en su Esófago de Tripa.
Hoy reando los pisos hacia la partida con
tu cuerpo de ajo amargo:
Estrujo. Imploro tus manos sanas.
Me devuelven la presión.
¿Me has reconocido?
No pides que salga cuando la orina empoza
tu verga de piltrafa.
Hermano, muy amado hermano:
Mi Taller. Mi Consejero. Nuestro
Baluarte.
Mi Hermano Primogénito. Preclaro.
Cuando exhalas tus pedidos que ya ni
entiendo
me llenas de tu podrido aliento, el
podrido silbido
su podredumbre de Comadrona de la Nada y
Todo
Hermano, sé que no era quién esperas
pero me has reconocido.
¿Quién los designios conoce de la muerte?
Hermano, mi Hermano Nuestro:
No habrá presente suficiente para el
tiempo.
Todo por delante. Todo por delante.
¿Quién los designios conoce de la nada?
Y no me corro, si gimo,
si lágrimas delatan este enojo con tu
muerte:
Porque gimo y gimo y gimo.
Y me muero de rabia. Me debes 15 años.
Eres una ignominia
te escapas. Y te digo que te quedes y te
escapas y caso haces
ninguno.
Ay hermano, tanta retórica cansa, me
destartala.
Solo sé, qué falta nos hará tu consejo.
Esa tu mirada con el ceño fruncido.
Y a no muchos les importa nada.
Chao. Chao.
¡Y no te creas tan valiente!
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2
Ya vas cadáver en tu mortaja de cáncer:
cerraron tus ojos.
Anudo el pañuelo a tu frente por debajo
de tu barba.
Ya he pedido quemen el pijama con tu
sangre.
Guardado Tu Cruz desde tu cuello, recojo
el Rosario.
Cómo quisiera creer que estás allí del
otro lado para irme en tu búsqueda.
Ya veo por última vez tu gracia
inteligencia. La imagino.
Tu perfil amarillo. Tus labios sellados al
misterio.
Ya me iré abrazando a nuestros deudos.
Te irás alejando. Desvanesciente.
Desteñido.
Llevándote Salmos que no terminas. En tu
barca de ceniza. Mudo.
Con nuestra soledad de tus palabras, Verso
secuestrado,
Hacia el tiempo de tu huida:
Hacia el tiempo de salmos destripados.
Hermano, recuerdas el revólver en la repisa
prohibida
al cinto para grabar embobado hasta el
presente?
¿Dónde tendré mi refugio?
¿Recuerdas?
Tu pavor en retroceso cuando
sigo al héroe y la máquina infernal diriges a la zanja esquivando mis ojos por
milímetros de tu cólera, que me pareció la más pavorosa, la más injusta? ¿Dónde
tendré mi refugio?
Cuando te acercas. Caminamos. Escucho. A
contramarcha.
El mundo cayendo. Tú, cortas ese cordón
que heredé
a contratiempo, con igual desgano?
Tu renacimiento en las arenas sedientas?
Mi alejamiento. Tus escuchas. Tu Guía.
A través de huellas de conchales o arenas
y torpezas?
¿Dónde tendré mi refugio?
Hermano, yo sí recuerdo:
Secretos. Como hitos de nada. Que a la nada irán. Para completarse. Que a nadie
puede interesar. Que aquí consigno para tenerte cerca.
¿Dónde tendré mi refugio?
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4
Rodeado de serpientes, como
del aire, de compuertas que no bajan, como demoradas absoluciones, de agua
impertérrita, que llena la caverna y nos aísla, a golpes con la noche iluminada,
caminando desfiladeros, apilados en la nada de esa espera cónica, viendo la
cascada presentida, rodeado de enanos, que huyen, que se apegan, que no les
importa, ni parecen, cuando el vidrio cae dando gritos y una escoba persigue
con ojos con bigote con versos, una falda, una espada de madera, mil ojos que
observan, crujidos que se adhieren, y cuento, y doy la vuelta y corro, por
desolaciones, por fantasmas, por se pierden en lo oscuro, por maderos, por impotencia
y sombras, por muros y banquetas, y calzones tendidos, potes de manteca,
sostenes desprovistos, la boca, sus olores, su sabor como el tiempo y sirenas:
La noche que ulula. ¿Dónde estará mi refugio?
La almohada. oscura laalmohada OSCURO muy Osscuuuuroooo.
¿Dónde tendré mi refugio?
frf
Santiago, Abril de 1996
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